En esta fase el paciente desarrolla su actividad física de
manera independiente, conforme a un plan de entrenamiento establecido al
término de la fase II, esto quiere decir que esa fase se realiza de manera
domiciliaria, ya sea que la realice directamente en su casa o acuda a n
gimnasio.
En esta etapa no es
necesario aumentar la capacidad funcional, sino mantenerla. En los pacientes
con bajo riesgo aficionados al deporte y sin contraindicaciones puede continuar
aumentando la capacidad funcional; pero en los que tienen alto riesgo, la fase
II puede durar más tiempo, considerándose en este caso la posibilidad de pasar
a la fase III cuando se han alcanzado 6 METS en la prueba de esfuerzo.
El ejercicio para estos pacientes debe adaptarse a sus
actividades de la vida diaria, realizando actividades que se ajusten a sus
necesidades y preferencias .La continuación de la actividad física debe ser al
menos 4-5 veces por semana , y dicha actividad no debe ser menor a 5 mets. Pudiéndose
realizar actividades como caminata, bicicleta, natación, vóley ball, tenis,
etc. En esta fase ya pueden comenzarse a realizar ejercicios isométricos.
En esta fase algo sumamente importante es que el paciente
tenga pleno conocimiento de su enfermedad, de su medicación, y es vital que
aprenda a reconocer signos y síntoma anormales
como dolor en pecho, arritmias, cambios en la presión etc, para esto los pacientes moderan su ejercicio a
través del control de la frecuencia cardíaca, su pulso etc.
Esta fase es una fase que durara el resto de la vida del
paciente y este debe acudir a reevaluaciones medicas periódicamente, al
principio ira cada 3 meses y después irán espaciándose estas visitas cada 6 y
12 meses .
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